La carta era muy especial porque en ella me decía que soy muy importante para ella y porque me pintó su casa, que ahora mismo debe estar enterrada en nieve.
La hizo lavar y pintar, cambió los muebles, restauró el jardín y sembró flores nuevas, y abrió puertas y ventanas para que entrara hasta los dormitorios la deslumbrante claridad del verano.