Ahora, Platero, desde la desnudez de las ramas, los pájaros nos verán entre las hojas de oro, como nosotros los veíamos a ellos entre las hojas verdes, en la primavera.
Se había acomodado ante la ventana, contemplando el oro llameante de los árboles amarillentos que revoloteaban por el aire, las hojas enrojecidas que bailaban locamente a lo largo de la gran avenida.
Pero otras especies, como los arces, los abedules o los alerces, combinan un nivel menos extremo de azúcar en sus hojas con la práctica de perderlas durante el invierno para evitar la escarcha foliar.