Comprendió que la forma más rápida de cambiar consistía en reírse de la propia estupidez, pues sólo así puede uno desprenderse de ella y seguir rápidamente su camino.
Miré hacia ambos lados para buscar un lugar adecuado donde desembarcar y evitarAubiera demasiado, pues tenía la esperanza de ver algún barco en el mar y, por esto, quería mantenerme tan cerca de la costa como pudiese.
Caminé arriba y abajo por esa maldita calle, mirando dentro de todos los carruajes y esperando la llegada del coche amarillo; pero no pude encontrar a ma belle inconnue y empecé a pensar que se trataba de un sueño.