Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.
Es decir, que el sistema de salud de un país esté ya colapsado mientras ve cómo llega una ola de contagios que crece de forma sostenida y que todavía no ha llegado a su punto máximo.