Pidió que lejos de rechazarlos, los esfuerzos se dirijan a que la migración sea “legal y segura tanto para los que llegan, como para los países que se convertirán en sus nuevos hogares”.
Manteníamos nuestros ratos de intimidad, nuestras horas exclusivas. Manteníamos la llama de los días de Madrid y, a la vez, nos abríamos a los nuevos amigos y avanzábamos en los vaivenes de la vida local.