Durante el día los militares andaban por los torrentes de las calles, con los pantalones enrollados a media pierna, jugando a los naufragios con los niños.
Cada línea, cada capítulo es un torrente de creatividad que se abre ante nuestros ojos entre metáforas, reflexiones, conversaciones filosóficas, emociones profundas y la psicología compleja de cada personaje.
Luego un repique, nuncio de fiesta, ahoga en su torrente el rumor de la corneta y los cascabeles del coche de la estación, que parte, pueblo arriba, el silencio, que se había dormido.
Tiene que seguir recorriendo su camino, sin encerrarse en sí misma como en otras épocas del pasado y levantando la mirada para no perder el paso ante los grandes cambios sociales, científicos y educativos que señalan el futuro.