Viendo este vídeo seguramente estés pensando en tu gato, que se pasa horas mirando como gotea el agua del grifo, y como mete la patita en la bañera y sorbe de ella.
La cama de la abuela había recuperado su esplendor virreinal, la estatua del ángel estaba en su lugar junto al baúl funerario de los Amadises, y había además una bañera de peltre con patas de león.
Cuando metemos la mano en una bañera o en la piscina, nos da la sensación de que está mojada porque las yemas de los dedos le dicen a nuestro cerebro que esa sensación es de mojado o húmedo.
Era una buena idea y le pregunté a Agnan si podía ver la bañera, que nos divertiríamos mucho. Agnan me miró, se sacó las gafas, las limpió, reflexionó un poco y después me dijo que lo siguiera.