Pero su motivación siempre fue económica, y no de integración política o territorial, y eso ha sido clave en su relación histórica con la Unión Europea.
Hoy, más que nunca, somos parte fundamental de un proyecto europeo que nos hace más fuertes, más competitivos y más protagonistas de un futuro de integración.
Ascenderemos el desarrollo integrado de la zona del delta del río Changjiang a la categoría de estrategia estatal y elaboraremos y ejecutaremos el programa de planificación de su desarrollo.
Eso quedó en evidencia también cuando a principios de los años 90 se firmó el Tratado de Maastrich, que preparaba el camino hacia una unión monetaria y hacia una mayor integración de los países.
Impulsaremos a fondo el desarrollo sinérgico de Beijing, Tianjin y Hebei, la construcción de la gran área de la bahía de Guangdong-Hong Kong-Macao y el desarrollo integrado de la zona del delta del río Changjiang.
Y la fuerza de esa unidad es la que nos permitirá llegar más lejos y mejor en un mundo que no acepta ni la debilidad ni la división de las sociedades, y que camina hacia una mayor integración.