Tengo memoria de haber visto algo así como nubes espumosas haciendo remolino sobre mi cabeza y luego enjuagarme con aquella espuma y perderme en su nublazón.
Se dio cuenta de que flotaba en una nube personal donde nada de este mundo ni del otro le importaba, como no fuera la imagen terrorífica de Sierva María envilecida por el diablo.