Además, la perturbación de la escolaridad en la Ribera Occidental en tres años académicos consecutivos ha exacerbado el deterioro del desempeño escolar.
Con 3.059.600 dólares, se habrían podido resolver todas las carencias materiales que hoy aquejan al Programa de Escuelas para Niños y Niñas con Necesidades Educativas Especiales.
En todas las disciplinas sociales y de humanidades que se enseñan en las escuelas secundarias de formación profesional se dedica un determinado número de horas a la familia.
Deberían fomentarse políticas de regreso a la escuela que alentaran a niñas y mujeres jóvenes, incluidas las madres jóvenes, a volver a la escuela y continuar sus estudios.
En el cuadro 4 se presenta la distribución de los alumnos de escuelas diurnas de enseñanza general, por nivel de enseñanza, y de estudiantes de instituciones de enseñanza superior.
Antes del inicio de cada ciclo escolar, se da a conocer las listas de materiales y útiles escolares que utilizarán los alumnos de educación básica en las escuelas públicas.
Niñas y niños tienen el mismo grado de acceso a todas las escuelas, de modo que las niñas reciben los beneficios de la educación en pie de igualdad con los niños.
Asimismo, el sector de la EPI ayudó a organizar una exposición en la Biblioteca Pública en conmemoración de un nuevo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre).
En las zonas más pobres, muchos niños crecen en familias sin padre, con poca o insuficiente escolaridad, pocas aptitudes o perspectivas laborales y en medio de un desempleo que afecta a varias generaciones.
En un estudio hecho en Suecia se mostró que los niños y las niñas que habían sido educados en escuelas con lenguaje y prácticas inclusivas tenían más posibilidades de tener éxito en un futuro.