El Iraq rinde homenaje a las Naciones Unidas que han servido como una especie de amplia sombrilla protectora para el mundo evitando guerras y resolviendo conflictos.
Escritorio grande cubierto de papeles, librería grande llena de libros, hombre grande mirándome, primero a los ojos, después hacia abajo, otra vez hacia arriba.
Recorrió a toda prisa el pasillo, siguiendo los letreros que le indicaban la dirección del Salón Estatuario, y repasando mentalmente los comentarios iniciales de su charla.
Era un salón amplio, con una bóveda alta y ventanas grandes, por donde entraba a gritos la claridad del mar y se oía muy cerca el estruendo de los cantiles.
Una sola vez lo vieron mis ojos, pero no olvidaré el cabello muy negro, los pómulos salientes, la ávida nariz y la boca, los anchos hombros, la fuerte osatura de viking.
Despacho grande para el hombre grande. Escritorio grande cubierto de papeles, librería grande llena de libros, hombre grande mirándome, primero a los ojos, después hacia abajo, otra vez hacia arriba. Descubriéndome.
El conde encogió sus anchos hombros, y dijo: -Siendo así, tengo que empezar exigiendo de ustedes un secreto absoluto por un plazo de dos años, pasados los cuales el asunto carecerá de importancia.
22 Y apartóse de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él: y llamó su nombre Rehoboth, y dijo: Porque ahora nos ha hecho ensanchar Jehová y fructificaremos en la tierra.
Las lenguas no solo cambian a lo largo del tiempo sino también a lo ancho del espacio, como ocurre con el español, una lengua con una larga tradición histórica y una amplia extensión geográfica.
Los edificios nuevos, con fachadas blancas, balcones ornamentados y un aire a caballo entre lo moderno y lo moruno, se distribuían en calles anchas y plazas espaciosas formando una cuadrícula llena de armonía.
Los tiburones se acercaron juntos y cuando vio al más cercano abrir las mandíbulas y clavarlas en el plateado costado del pez, levantó el palo y lo dejo caer con gran fuerza y violencia sobre la ancha cabezota del tiburón.
Cuando salieron del ascensor, Luo Ji se encontró en una especie de garaje con el techo muy bajo y dos filas de vehículos aparcados, algunos de ellos con el motor encendido y llenando el aire de un humo pestilente.