Tiene suerte, Eudes. Cuando llegamos a la esquina, nos separamos. Clotario se marchó llorando, Alcestes, comiendo, y Rufo, pitando muy bajito en su silbato.
La Juventus supo aprovechar esa ventaja y antes del descanso ya había empatado por medio de Marchisio gracias a un muy riguroso penalti pitado en el área sevillista.