Es la razón para el verdor de las plantas, desde el verde musgo del musgo hasta el verde grama de la grama hasta el siempre verde de los siempreverdes.
Presentan amplios espacios de verdor en donde la vida vegetal rige y danza junto al mar, una escena muy pictórica de uno de los puntos más bellos de Galicia.
Ahora no podía ver el verdor de la costa; sólo las cimas de las verdes colinas que asomaban blancas como si estuvieran coronadas de nieve y las nubes parecían altas montañas de nieve sobre ellas.
Unas muñecas que en nada se distinguían de las personas —muñecas como no las había visto antes el pino— tambaleándose entre el verdor, y en lo más alto de todo habían colocado una estrella de hojalata dorada.