¿Hay algún cristiano que me escuche, o algún caballero caritativo que se duela de un pecador enterrado en vida, de un desdichado desgobernado gobernador?
Eso estaba puesto en razón -respondió Sancho-, porque, según vuesa merced dice, más anejas son a los caballeros andantes las desgracias que a sus escuderos.